Viajé a las yungas un verano, hace veinticuatro años. En aquel primer viaje quería descubrir una geografía que adivinaba como parte de un pasado familiar del que sólo conservaba el rencor denso que había sabido transmitir mi padre. Ese sentimiento, de a poco, buscó sanarse. Cada imagen de la serie es un colage donde traigo del paisaje del norte argentino algún elemento, forma, accidente geográfico que se incorpora al paisaje del litoral. Son una suerte de hallazgos. Esas montañas no son mías, pero algo de ellas se cuela en las islas, y algo de humedad queda en las piedras.